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martes, 4 de octubre de 2011

Turno y Época de poda.

Una de las facetas más controvertidas y reacias a la sistematización en las tareas de poda es cuándo podar.
En "Botánica Agrícola", 1998-5ªed. MundiPrensa, Jose Luis Fuentes Yagüe menciona  a Columela:

"El que labra, ruega.
  El que abona, porfía.
  Y el que poda, obliga."


En las entradas anteriores hemos revisado la definición de Técnica de Poda (ver entrada AQUI) tomando como referencia las labores aplicadas según especie y la combinación de dos técnicas de corte posibles.


También hemos mencionado la posibilidad de establecer un modelo de porte como base del método de poda, aunque abandonaremos ese sistema posteriormente.


Ha quedado suficientemente remarcada la necesidad de que todos los cortes ejecutados en una técnica sean correctos.


Seguimos observando la realización de campañas de poda de estilo agro-forestal, no sólo por la reformación abusiva de los árboles intervenidos, si no por el turno largo que presentan, espaciando los tratamientos entre 10 y 15 años, que derivan en grandes cortes y envejecimiento prematuro.


Hemos de abordar, por tanto, la distribución temporal de las tareas en base a nuestras Unidades de Producción, que nos ofrecen motivos de poda.


La unidad de producción en poda ornamental es el máximo estético y fitosanitario, que podríamos describir como "máximo fisiológico intervenido".
Por tanto, el condicionante para la producción es conseguir en la planta o cultivo un máximo fisiológico donde poder intervenir.
Realizar intervenciones ANTES de conseguir el óptimo de cultivo desgasta el metabolismo vegetal y retrasa los resultados de la producción.


Un árbol plantado en un emplazamiento equivocado será una fuente de gastos y problemas durante la mayor parte de su larga existencia, y ninguna técnica corregirá eso.

El TURNO DE PODA establece la periodicidad de la tarea a realizar y se le puede asignar cualquier valor temporal.
Será el método de poda el que, en base a los objetivos de producción, indique la duración del turno para cada tarea o labor de poda.
A mayor periodicidad, turnos más cortos, de menos años.

Podemos observar el Plan de Poda de un arbusto ornamental, con la forma predeterminada como motivo de poda.
Utilizaré como referencia las claves de F. Gil-Albert Velarde ("Las podas de las especies arbustivas ornamentales", 2006-2ª ed. MundiPrensa), aprovechando para recomendar este y otros libros suyos como manuales de referencia en técnica de corte:




Especie: rosal cultivado.


Método de poda para formas a pie único o múltiple, bajo o alto, en palmeta o vaso.


Tarea: Técnica, Turno y Epoca.


  • Limpieza: partes secas, "chupones" de cepa o injerto, ramas cruzadas y dominadas, por selección y reducción. Turno: anual. Epoca: coincidente con la formación.
  • Formación: acortamiento a "pulgares" de 2 a 7 yemas por reducción o pinzado (pulgares cortos, flor grande / pulgares largos, flor pequeña). Turno: anual (en climas benignos, la posibilidad de una segunda floración lo convierten en dos turnos, uno de 9 meses, que incluye la parada vegetativa y otro de 3 meses hasta la 2ª poda). Epoca: invierno tardío según latitud.
  • Renovación de flores: eliminación de las rosas  marchitas, bien acortando la vara floral por reducción hasta un pulgar de 2 a 7 yemas (conseguimos más flores si lo permite el clima), bien eliminando sólo el pedúnculo por pinzado hasta una hoja vigorosa (dejamos que el rosal vegete y forme estructura). Turno: es una tarea recurrente mientras dura la época de floración.
  • Reformación: reducciones drásticas de portes envejecidos (decae la producción en cantidad o calidad). Turno: 5, 10 o 20 años, según la intensidad de cultivo y la exigencia de la forma. Epoca: invierno tardío según latitud.
Es evidente la que la intensidad del trabajo sobre esta especie en concreto viene determinada por:
  1. La abundancia de flores (intensidad de la floración), se trata de conseguir el mayor número de yemas florales para luego distribuir las mismas en base a su posición y tamaño de las flores deseado. Recordemos que una planta intenta reproducirse intensamente en dos situaciones muy precisas y opuestas: el máximo fisiológico y ante situaciones de estrés límite.
  2. La estructura predeterminada que ha de seguir el porte de ramificación del arbusto, que determina la posterior ubicación de la floración.
  3. La condición de cultivo injertado, que predetermina de por sí una poda de inducción de la fructificación, que al fin y al cabo es este tratamiento.
  4. La respuesta de cada variedad al cultivo: las especies trepadoras de rosales (Banksia, etc.) requieren de un manejo distinto al clásico vaso abierto a pie múltiple.
¿Qué indicadores hemos de seguir en árboles y arbustos en los que el objetivo de cultivo es el máximo fisiológico?
  • Máxima periodicidad con mínimas intervenciones. Cortes pequeños.
  • El modelo y la arquitectura del árbol, su estadio de edad y su estado fisiológico (vitalidad y afecciones).
  • Modelo radicular.
He de resaltar que en cultivo ornamental, la longevidad de los ejemplares es un indicador de éxito en la producción, y que la edad y tamaño de los árboles de un lugar le proporcionan un gran valor añadido.

Por tanto, recomiendo turnos cortos de revisión y ejecuciones puntuales en base a los motivos de poda e imprevistos que vayan apareciendo, características básicas de una labor de MANTENIMIENTO continuado, con poco personal pero permanente y ausencia de intervenciones agresivas de reformación.
Bajo éste método de trabajo, podremos ampliar la temporada de poda a casi todo el año ya que sólo habremos de respetar los movimientos de savia de la primavera y el otoño como descansos vegetativos.